Jean-Paul Sartre. El existencialismo es humanismo. Ser y nada
Jean-Paul Sartre (1905 – 1980) nació en París en la familia del oficial naval Jean-Baptiste Sartre (que murió cuando su hijo tenía sólo dos años) y Anne-Marie Schweitzer. El futuro escritor y filósofo creció en la familia de su abuelo Charles Schweitzer (el famoso pensador humanista Albert Schweitzer era su sobrino), profesor académico y autor de libros de texto en el espíritu del librepensamiento volteriano y el odio a toda tiranía. La enorme biblioteca de su abuelo alimentó la joven mente de su nieto y lo predispuso a una variedad de intereses. La familia vivía en una “opulencia burguesa”, y el niño estaba protegido de todo tipo de penurias de la vida, siendo un “buen niño”, confiado en el bienestar del mundo entero, que comprendió a través de los libros: “Empecé mi vida como, con toda probabilidad, terminaré el suyo está entre los libros” (4: 381). Como no creía en Dios, encontró en el libro “su religión” y “su templo” (4: 390, 479). Esta impiedad infantil (“La infancia lo decide todo”, creía Sartre) resultó en el ateísmo consciente del futuro filósofo, y el “optimismo leibniziano” de un niño feliz, frente a una realidad dura y dolorosa, se transformó en su agudo rechazo. Rebelión y cinismo.
Nicolás Malebranche. Resolviendo el problema de la relación entre alma y cuerpo
Nicolas Malebranche es el más significativo entre todos los seguidores de Descartes; actuó como sistematizador y el mayor teórico del ocasionalismo. El punto de partida en el desarrollo del ocasionalismo (del latín ossasio – ocasión, ocasión) fue el problema de la relación entre alma y cuerpo. La solución a este problema propuesta por Descartes no satisfizo ni siquiera a muchos de sus seguidores; les pareció insuficientemente convincente. Los defensores del ocasionalismo opinaban que la interacción natural entre sustancias corporales y espirituales es imposible. Al mismo tiempo, explicaron la relación entre alma y cuerpo por intervención divina.