Los glaciares de la Antártida se están derritiendo a un ritmo catastrófico, pero la humanidad todavía tiene tiempo para prepararse para el rápido aumento del nivel del mar. Un equipo internacional de oceanólogos ha descubierto que a través de grandes grietas en las bases de los glaciares marinos antárticos se mueven corrientes bastante fuertes y cálidas, que aceleran el proceso de derretimiento de estas masas de hielo, impidiendo que los glaciares continentales de la Antártida se “deslicen” rápidamente hacia el mar. . El retroceso de los glaciares antárticos debido al aumento de las temperaturas estivales ha provocado el derretimiento de musgos antiguos. Los musgos fósiles, enterrados bajo el hielo durante varios miles de años, se volvieron accesibles a los microorganismos y se convirtieron en una fuente de metano, un gas de efecto invernadero.
Según los investigadores, el agua de mar se enfría y calienta periódicamente y puede circular al pie de los glaciares a gran velocidad. Los científicos han descubierto que las grietas en los glaciares son uno de los factores que desencadenan dicho ciclo del agua. Es importante tener en cuenta la existencia de este fenómeno a la hora de preparar estimaciones de cómo aumentará el nivel del mar en un futuro próximo. La superficie de los glaciares antárticos se ha reducido rápidamente en los últimos años, a medida que las temperaturas han aumentado entre 4 y 9 °C que en siglos anteriores. Los climatólogos están particularmente preocupados por dos grandes masas de hielo en la Antártida: los glaciares Thwaites y Pine Island.
Como descubrieron recientemente los investigadores, su base está bañada por corrientes de agua cálida, lo que ha acelerado notablemente el derretimiento en las últimas tres décadas. Procesos de naturaleza similar también se están produciendo en el territorio de la plataforma de hielo de Ross, la masa de hielo costera más grande de la Antártida, al pie de la cual se encuentran grandes grietas. Su profundidad es de varias decenas de metros y su ancho es de unos 10 a 30 m.
Los investigadores creen que la humanidad probablemente haya perdido el control sobre cómo se derretirá la capa de hielo de la Antártida occidental. Si quisiéramos conservarlo en su forma original, entonces deberíamos haber empezado a luchar contra el cambio climático no ahora, sino hace muchas décadas. Sin embargo, la conciencia de esta situación nos da varias décadas para prepararnos para el rápido aumento del nivel del mar en el futuro.
Hace seis años, uno de los últimos fragmentos del glaciar Larsen se derrumbó frente a la costa de la Península Antártica, lo que dio origen a un iceberg gigante del tamaño de la región de Moscú. Incidentes como estos están obligando a los científicos a discutir la perspectiva de un colapso inminente e irreversible de toda la capa de hielo de la Antártida occidental.
Científicos de la Universidad de Leeds informaron que 71 de las 162 plataformas de hielo que rodean la Antártida redujeron su volumen durante los 25 años comprendidos entre 1997 y 2021. Si las plataformas de hielo desaparecieran o incluso redujeran su tamaño, tendría un impacto negativo importante en el sistema de hielo de la Antártida y en la circulación oceánica global: la “cinta transportadora” gigante que mueve los nutrientes, así como el calor y el carbono, fuera de esta sensible región polar ecosistema.
El agua vertida al océano desde las plataformas de hielo y los glaciares es agua dulce. Durante el período de estudio de 25 años, los investigadores estiman que 66,9 billones de toneladas métricas de agua dulce fluyeron hacia el Océano Austral alrededor de la Antártida sólo desde las plataformas de hielo. En el Océano Austral, el agua densa y salada se hunde hasta el fondo del océano como parte de una cinta transportadora oceánica global. Este hundimiento de agua actúa como uno de los motores que impulsa la cinta transportadora oceánica. El agua dulce de la Antártida diluye el agua salada del océano, haciéndola más fresca y ligera, y esto puede debilitar el sistema de circulación del océano.
El estudio llegó a conclusiones importantes: anteriormente los científicos tendían a pensar que los cambios en las plataformas de hielo eran procesos cíclicos de pérdida y acumulación de hielo. En cambio, hay una disminución constante de la superficie debido al derretimiento y desprendimiento de los icebergs. Muchas plataformas de hielo se han derrumbado gravemente, y 48 de ellas perdieron más del 30% de su masa original en sólo 25 años. Esta es una prueba más de que la Antártida está cambiando debido al calentamiento del clima.
Pero eso no es todo: el retroceso de los glaciares antárticos debido al aumento de las temperaturas estivales provoca la liberación de metano de antiguos musgos que han estado bajo el hielo durante varios miles de años. Como informa TASS, así lo afirma en un mensaje del Centro Científico de Krasnoyarsk de la Rama Siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia. Los musgos fósiles, enterrados bajo el hielo durante varios miles de años, se volvieron accesibles a los microorganismos y se convirtieron en una fuente de metano, un gas de efecto invernadero.
Según los investigadores, los ecosistemas polares son sensibles al cambio climático y, cuando los musgos se descongelan, se vuelven accesibles a los microorganismos, que inmediatamente comienzan a procesarlos liberando metano. Los científicos señalan que un mayor derretimiento del hielo de la Antártida provocará un mayor flujo de metano a la atmósfera.